En el Día Mundial de la lucha contra el VIH, USO reclama un refuerzo de la sanidad pública para hacer posible un rápido diagnóstico y una atención adecuada
En España, durante 2020, los nuevos casos de infección por VIH ascendieron a 1.925. Este tipo de infección es más frecuente en hombres que en mujeres. La franja de edad en la que se concentran más casos es entre los 29 y los 46 años. Comparados con los casos diagnosticados en 2019, se observa un descenso del 41 % en los nuevos diagnósticos.
Esta reducción se puede deber a diversos factores relacionados con la pandemia como la infranotificación -debida a la sobrecarga de los sistemas autonómicos de vigilancia-; infradiagnóstico de VIH -por dificultades de acceso a la sanidad-, así como una posible reducción de la incidencia de VIH por el confinamiento y a el distanciamiento social.
Desde USO reclamamos un refuerzo de la sanidad pública para que la infección por VIH sea diagnosticada rápidamente y que los afectados reciban una atención adecuada, sean de origen español o migrantes.
En España la prueba del VIH es gratuita y confidencial. Ahora bien, el 45,9 % de los diagnosticados en 2019 presentaba diagnóstico tardío. Es esencial ser conscientes de que cualquier persona que realice prácticas de riesgo es vulnerable al VIH y diagnosticar la infección lo antes posible es fundamental.
No estigmatizar a los trabajadores con VIH
Según una encuesta realizada por la OIT, 4 de cada 10 consideran que las personas que viven con el VIH no se les debe permitir trabajar directamente con aquellos que no lo tienen. Hasta seis de cada diez personas, también apoyan la prueba obligatoria del VIH antes de que se permita a esas personas trabajar. Solo una de cada dos personas sabía que el VIH no se puede transmitir compartiendo un baño. Tan solo una de cada cuatro personas respondió correctamente a las preguntas sobre cómo se transmite el VIH.
Por tanto, la estigmatización y las actitudes discriminatorias se ven alimentadas por la falta de conocimiento, mitos y conceptos erróneos sobre la transmisión del VIH.
En el ámbito laboral, la representación de los trabajadores deben promover políticas que tengan como objetivo la no estigmatización de las personas contagiadas y aportar la información adecuada para evitar prejuicios, como el miedo al contagio. Tanto la OMS como la OIT han certificado que no existe riesgo de transmisión del VIH en el lugar de trabajo.
Los delegados de prevención deben conocer los resultados de los reconocimientos médicos, así como el protocolo que utiliza la empresa para realizarlos. Estos protocolos están estandarizados y regulados por el Ministerio de Sanidad para cada puesto de trabajo. Y en ninguno se exige una prueba de VIH, dado que la OMS y la OIT dejan claro que una persona que vive con VIH puede desempeñar cualquier empleo.
De igual forma, deben ser promotores de protocolos de actuación para atajar y prevenir situaciones de acoso; burla; vejaciones; cambio de puesto injustificado donde se menoscaba la dignidad de la persona enferma y rechazo por parte de la plantilla. El acompañamiento y asesoramiento de los delegados frente a las anteriores situaciones debe ser integral hasta la posible denuncia para que se le reconozca a la persona, el derecho fundamental a la no discriminación.
VIH y contagio por coronavirus
El Ministerio de Sanidad considera la inmunodepresión como uno de los factores para la consideración de personal trabajador especialmente sensible a la infección por coronavirus. Así lo recoge en el documento “Procedimiento de actuación para los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales frente a la exposición al SARS-CoV-2”. En él se recomienda a los Servicios de Prevención evaluar la presencia de este tipo de personal en las empresas; establecer la naturaleza de esa especial sensibilidad y emitir un informe sobre las medidas de prevención, adaptación y protección necesarias para que se pueda realizar el trabajo sin aumentar el riesgo.
Es fundamental dejar claro que los trabajadores y trabajadoras con VIH no están obligados a comunicar el estado serológico en su trabajo. Compartir esa información es una opción voluntaria.
En caso de que sea comunicado al servicio de prevención, este debe actuar con la máxima confidencialidad y evaluar esta situación de trabajador especialmente sensible, adoptando las medidas necesarias como, por ejemplo:
- Reforzar las medidas preventivas que evite el contagio por coronavirus.
- Adaptación del puesto de trabajo.
- Reubicar en otro puesto de trabajo diferente, en la misma empresa, para alejar a la persona del riesgo de contagio.
- Emisión del certificado médico de especial sensibilidad necesario para tramitar la correspondiente baja.
40 años de los primeros casos de VIH en España
La historia del VIH en España comenzó con la detección de los primeros casos en 1981, hace 40 años. Aquella era una época en la que se acababa de despenalizar la homosexualidad, la legalización de las asociaciones LGTBI era una absoluta novedad, y en la que el delito de escándalo público era algo todavía latente, al menos a nivel cultural.
Las instituciones públicas no supieron entonces reaccionar ante una realidad que era cada vez más grave y que se estaba llevando por delante la vida de muchas personas. Afortunadamente, la lucha de diferentes asociaciones, la mayoría espontáneas y entre las que destacan las pertenecientes al colectivo LGTBI, actuaron para conseguir inversión pública para detección y tratamientos.
Al principio, las asociaciones eran un grupo de duelo. Después, estos movimientos de la sociedad civil crecieron, en momentos especialmente duros para la juventud. La drogadicción estaba en auge y seguía habiendo un miedo terrible al VIH.
Actualmente, aunque se han producido grandes avances científicos en relación con el VIH, el sida y otras enfermedades víricas, aún permanecen el estigma social, la falta de sensibilización y los prejuicios asociados a ellas.
Pacto social por la no discriminación y la igualdad de trato asociada al VIH
El Pacto Social por la No Discriminación y la Igualdad de trato asociada al VIH, del que USO forma parte, se firmó en 2018. Responde a la necesidad de reconocer el trabajo de los que han luchado para hacer frente al VIH y eliminar los estigmas relacionados con el virus y otros objetivos concretos como erradicar el VIH para 2030.
El tejido asociacional que compone el Pacto Social por el VIH es diverso y numeroso, aunque actualmente la comunidad LGTBI, tradicionalmente la más afectada y que representa el 60% de los diagnósticos en España, tiene un mayor peso. Las asociaciones han cubierto el espacio de las instituciones, y es necesario que se reconozca su trabajo e implicación.
Futuros retos de la lucha contra el VIH
A pesar del avance científico, la creación del Pacto Social y la adhesión de una gran cantidad de organizaciones a él, aún afrontamos grandes retos en la lucha contra el VIH. Entre ellos:
- Erradicar el virus, sin el cual no es posible que se desarrolle la enfermedad del sida.
- Eliminar el estigma, los prejuicios y los estereotipos asociados al VIH. Esto se consigue a través de la educación.
- Visibilizar todas las realidades: las personas mayores también sufren las consecuencias sociales del VIH, por ejemplo, al ser excluidos de las residencias por temor al contagio.
- Políticas inclusivas: dotar de recursos a las entidades que trabajan con los colectivos para abordar el VIH desde un punto de vista sanitario, psicológico y social.
- Educación sexual e inserción sociolaboral a mujeres trans y migrantes, para que tengan oportunidades no asociadas a trabajos sexuales.
- Reconocer a las víctimas colaterales: no solo han muerto personas directamente por la enfermedad del sida, también se han dado suicidios y un gran sufrimiento silenciado en el entorno de las víctimas.
- Recursos en el sistema sanitario para hacer frente a los problemas de salud relacionados con la vejez.
- Terminar con la serofobia en las empresas. Muchas de ellas no quieren ofrecerles seguros de vida, de salud, etc., e incumplen la ley. Podrían reforzarse, por ejemplo, las sanciones de la Inspección de Trabajo ante estos casos.
Desde USO reivindicamos que se siga luchando para hacer frente a estos retos, pero también, que se escuche a personas que han convivido con el VIH y se explique en los libros de historia por qué hemos conseguido los avances que tenemos. El activismo del VIH tiene que estar reconocido y no caer, por tanto, en saco roto.
Comments are closed.